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Una tarde de otoño por "La Boca"

Un día de descanso del trabajo, para salir cámara en bolso, lápiz, goma y papel, a recorrer la boca. Quedé suspendida entre las copas por Suarez, un tunel misterioso y cálido que cobija a los vecinos del barrio. Respirar el movimiento de la gente del lugar, niños que salen del colegio y regresan con sus madres, mientras me dirijo a Caminito por calles internas. Tomar un café en un bar auténico, que no pertenece más que a sus dueños y que ostenta un nombre simple y propio. Sentir el suelo a mi paso lento impregnándome de sensaciones y de un sentimiento de unidad con ese lugar nuevo para mí y mío por ser parte de mi ciudad, la que habito desde que nací. Desear retenerse en la paz de sus veredas, al ritmo cotidiano de su gente... Fantasío con habitar alguna pequeña vivienda con balcón a la calle, de esos que ostentan alguna que otra maceta improvisada o quebrada pero florecida. Me cautivó la casa de la foto, apenas ingresaba por Almirante Brown, en una de las primeras transversales. Ser uno con el lugar, a través de mis pisadas, los majestuosos árboles que me escoltan, su gente que me recibe pacífica, las bocanadas de aire de río cada tanto y mi mirada que se extiende desde mis ojos a mi corazón ... 

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