Verónica Allievi
SUBDESARROLLO
Taciturna y oscura la ciudad contempla,
a la luz de una luna imperturbable, la miseria,
que deambula y prolifera invadiendo las veredas
tras los ojos mendigantes de los niños sin hogar.
Es de todos esperar, que algún dÃa, algún sistema,
dé cabida a aquellos seres que queremos ignorar,
ver en sus ojos brillar, la alegrÃa y la esperanza,
ya que es deber de quien vive, a la vida, mejorar.
SA LIBRES DEL SUD II
Cobijas mi alma inquieta, que duerme, pasajera,
surcando campo abierto, nadando entre la espiga,
el canto de algún tero me da la bienvenida,
despiértame el aire tibio que se vuelve viento.
Tu extensión abierta, de mi vida aliento,
eternidad enramada en bullicioso rÃo,
Pampa distante de horizonte esquivo,
yo te descubro asà cada mañana.
Y allà donde se pierde mi ávida mirada,
un nubarrón anuncia, mensajero,
que seremos agua, tormenta, regadero,
y estamparemos charco en la pisada.
Yo solo vivo allÃ, entre tu nada,
que exhala de la vida su latido.
Mi cuerpo es tu paisaje y tu sonido.
Mi alma es el latir de tu mañana.
BORGIANA (sobre "Ajedrez")
Y será allÃ, cuando en tu cuerpo haya cesado el rito,
que en el tablero de la vida buscarás mi risa.
Cuando cese esta guerra y vuelvan blancos dÃas
y el alba te despierte ausencias, peón ladino.
Sabrás que he sido reina, mas no armada.
Mi ejército de amor ha sucumbido.
Tan solo puede reinar en la jornada,
aquel monarca que es reconocido.
Sobre lo negro y blanco del camino,
el destino te enseñará, severo,
que mientras adores a armada reina y rey postrero,
ellos tendrán sujeto tu albedrÃo.
En largas noches, jugador exhausto,
buscarás lo blanco del camino;
recordarás con ansias lo que fuimos,
cuando el tiempo ya me haya consumido.